sábado, 8 de noviembre de 2014

La cima de los recuerdos.

Y, como cada vez que vuelvo, subo aquí arriba para pasar un rato contigo. 
Porque siento que es el lugar en el que más cerca estoy de ti, porque, aunque me cueste reconocerlo, siempre estarás ahí. 
Y vuelvo como siempre, y como siempre ellos vuelven a mi.
Vuelven los recuerdos de la noche más larga que he vivido.
Vuelven las horas cansadas.
Vuelven las lágrimas frías.
Vuelve el silencio, cobarde, infinito.
Vuelve, a todas horas, un adiós inmenso, un adiós claustrofóbico que me deja sin aire aquí arriba. 
Paredes crecen a mi alrededor, como muros sin nombre que me aislan de mi, que me acercan a ti.
Y por un momento siento miedo, por un momento dejo de sentir tristeza, dejan mis ojos de llorar, y simplemente tengo miedo.
Pero, ¿de tí? Miedo.. ¿a la muerte? 
Más bien, siento pavor por la vida. Una vida que no sé a dónde va, inesperada. Que me sonríe antes de girar, que me da la mano y me ayuda a caer, contradictoria. 
Siento un escalofrío y empiezo a entender, que quizás, subiendo aquí arriba logre dar un sentido a mis pasos.
Que quizás esquivando la tristeza, afrontando el pánico, llegue por fin a saber estar contigo sin que estés. 




Que, como cada vez que vuelvo, subo aquí arriba porque sé, que sin estar, sientes conmigo.











R.