martes, 17 de marzo de 2015

Así. Abstracción tercera.

Los días y las noches amontonaban el vacío dentro de mi cabeza.
Encerrada en una habitación sin ventanas. Sin vistas a un exterior, que era todo menos seductor para mí.
Una puerta cerrada y mil pensamientos. Mil y una imágenes que a mi cabeza saltaban, gritaban, que me arrastraban hasta el fondo de mi ser.
Tardo tanto en descubrir qué es lo que habrá detrás de esa puerta que me desvanezco en el intento. Lucho por atravesarla, me rompo. Me ahogo conmigo para mis adentros.

Y entonces llegas tú.
Llegas tú, y tu mano abre esa puerta.
Abres un foco de luz en esa oscura habitación en la que me hallaba.
Llegas tú y las imágenes se van.
Apareces aquí y los gritos se disipan.
Y es que, llegas tú y las noches son menos noches.
Los días duran más y las palabras salen de mi mente abiertas, lúcidas.

Apareces aquí y, de repente, me faltan horas cada día.
Me invade todo el cuerpo algo difícil de expresar.
Que siento que no quiero despertar, que esta sensación me evade.
Alcanza montañas y surca mareas.

Y es que de esta manera, sentimos.

Así, sin medida.









R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario